Los Tampa Bay Buccaneers han decidido mantener la base de su practice squad, con 14 de los 17 jugadores habiendo pasado por el training camp en Tampa. Sin embargo, una de las tres incorporaciones externas llama la atención: el defensive tackle Jayson Jones, un muro contra la carrera que podría convertirse en pieza clave si la suerte no acompaña al vestuario.
Jones, formado en Auburn, no fue seleccionado en el draft pese a disputar casi 1.200 snaps en cuatro años con los Tigers. Sus limitaciones de atleticismo y su rol tan específico como nose tackle lo dejaron fuera del radar en un draft muy profundo en la posición. Pero su llegada a Tampa tiene mucho sentido: su perfil encaja como seguro de emergencia detrás de Vita Vea.
El papel de Jones en la defensa
La estructura defensiva de Todd Bowles depende en gran medida de lo que aporta Vea: un jugador que absorbe dobles bloqueos y abre oportunidades para que los linebackers y pass rushers brillen. Ya en 2020, cuando los Bucs perdieron al samoano por lesión en la Week 5, el equipo tuvo que reaccionar rápido y traer a Steve McLendon. La lección quedó grabada: sin un ancla en el centro, el sistema pierde equilibrio.
Ahí es donde Jayson Jones Bucs cobra valor. Con 325 libras y fuerza bruta para enfrentarse a dobles bloqueos, su rol se centra en primera y segunda oportunidad, frenando el juego de carrera rival y dejando libre a Calijah Kancey y compañía para atacar los huecos.
Su 13,7% de stop rate en la pretemporada demuestra que, cuando se trata de cerrar gaps y contener running backs, Jones sabe cumplir. No será una amenaza constante en el pass rush —apenas 1,5 sacks en Auburn—, pero como compresor de bolsillo y ejecutor de stunts puede abrir huecos para que otros brillen.
Profundidad y visión a futuro
Con Greg Gaines como único suplente natural de Vea en el roster principal, los Bucs necesitaban un jugador capaz de ofrecer la misma densidad en el interior. Logan Hall, Kancey y el rookie Elijah Roberts aportan explosividad, pero no el peso necesario para sostener dobles bloqueos.
Por eso este movimiento, aunque discreto, es inteligente. Jones es un seguro de vida barato, un refuerzo sin riesgo que puede ser clave si las lesiones golpean en la línea defensiva. Y mirando hacia 2026, no sería extraño verlo consolidado como DT5/DT6 en la rotación, ganándose un puesto definitivo en la plantilla.
No es un fichaje mediático, pero en la NFL las trincheras marcan la diferencia. Y los Bucs saben que, si quieren seguir siendo competitivos, necesitan tener un plan B en caso de que su pilar defensivo falte. Jayson Jones encarna exactamente eso.
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